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Educación virtual en Colombia: una estrategia por recorrer

Opinión. Por: Jesús Fernández, abogado

Cada día las tecnologías de la comunicación están avanzando más y más en el mundo de hoy, y los hábitos, ámbitos cotidianos, sociales y académicos no se quedan atrás. En los ámbitos de la educación se ha utilizado con mucha productividad en estos tiempos de postpandemia los medios informáticos, refiriéndose con esto a toda clase de tecnologías y dispositivos digitales que permiten acceder más fácilmente a la información mediante las herramientas contenidas en las bases de datos de páginas web y otras plataformas digitales.

Claramente hemos visto como se han usado en estos tiempos las plataformas informáticas para redacción,  investigación y desarrollo de actividades laborales y académicas. Y es que  gracias a los avances en la tecnología y la comunicación, se han abierto colateralmente un sinnúmero de posibilidades y herramientas para que todos los colombianos podamos acceder  a una educación superior de alta calidad, empleando estrategias educativas que dejan a un lado el tiempo y la distancia como obstáculos para aprender.

Por otro lado, según lo expresado por el Ministerio de Educación Nacional, “la educación virtual es una modalidad a distancia que implica una nueva visión de las exigencias del entorno económico, social y político, así como de las relaciones pedagógicas y de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC). No se trata simplemente de una forma singular de hacer llegar la información a lugares distantes, sino que es toda una perspectiva pedagógica, ciertamente el ministerio tiene toda la razón avistando la realidad del uso de las tecnologías de la informática y a sabiendas que muchos estudiantes se benefician estudiando cursos técnicos, tecnólogos y profesionales a distancia haciendo uso inteligente de computadores, Tablet o incluso celulares, para conectarse en reuniones virtuales o videollamadas como Microsoft Team, zoom, entre otras aplicaciones que han innovado las formas de las  telecomunicaciones y que desvanecen por completo las excusas para acceder  a diversos contenidos a distancia, desde cualquier lugar del mundo.

Con todos los avances de la tecnología es un hecho que la educación virtual está tomando fuerza y se está abriendo camino a grandes pasos, sobre todo en la última década. Claro que, muy posiblemente el país ha tardado más que otros en sobresalir en esta materia de las tecnologías de la información y telecomunicaciones, es en gran parte, a la mala fama que esta metodología se ganó en sus inicios y al subdesarrollo y falta de capacitaciones, pedagogías institucionales y orientaciones que giren a torno a la usanza  correcta y formal de los mecanismos digitales para el provecho de los fines académicos. Si nos ponemos a cavilar, notaremos que si la gran mayoría de la gente tiene las aplicaciones de redes sociales en sus dispositivos móviles, tambien pueden descargar aplicaciones de intercomunicación y correspondencia de archivos educativos sea en formato Word, como en pdf o en forma de videos como los tutorías y cátedras que se imparten en YouTube educativo, dándole un uso productivo  a los celulares y demás medios de comunicación modernos.

Si miramos  las estadísticas, en Colombia, la aceptación del modelo de educación virtual ha evidenciado un crecimiento exponencial de acuerdo al número de matrículas de educación superior online. Por ende, muchos de los programas que existen actualmente han sido resultado de la estrategia de innovación del Ministerio de Educación Nacional y el acompañamiento de la Oficina de Innovación, a las instituciones de educación superior para el diseño de programas en modalidad virtual”, esto lo llegó a afirmar la ilustre  Carmen Ricardo Barreto. Profesora, investigadora y Directora del Departamento de Educación del Instituto de Estudios en Educación (IESE) de la Universidad del Norte.

Sin lugar a dudas, la flexibilidad en el tiempo y en el espacio, que ofrece la educación virtual, es uno de sus mayores beneficios para los estudiantes que  a veces no cuentan con la solvencia para desplazarse geográficamente y le ayuda a distribuir de manera efectiva su horario, toda vez  que la virtualidad le permite al estudiante organizar y acomodar  su tiempo para cumplir con los objetivos académicos propuestos, compaginando su formación con actividades flexibles como el trabajo en equipo y la simulación de pruebas y talleres  online.

Aunado a lo anterior, podríamos además señalar otros beneficios, como el diseño de escenarios propicios para fortalecer el aprendizaje autónomo, el compromiso con el proceso de aprendizaje, el teletrabajo, el desarrollo de la comprensión lectora y escritural y el desarrollo de competencias TIC que son necesarias en este mundo globalizado. Es sabido que en la educación online, las actividades deben procurar la construcción del conocimiento entre los tutores y estudiantes, por medio de tareas y metodologías de aprendizaje flexibles que se acojan a los recursos de la era digital y que favorezcan la reflexión y revisión continua, mediante una adecuada selección de ejes temáticos  y tutorías, así como de trabajos grupales que le permitan al estudiante el intercambio de conocimientos.

En ese orden de ideas, el modelo pedagógico de programas virtuales debe favorecer además de la interacción con los contenidos, la interacción entre los actores del proceso que no son otros que los estudiantes con los estudiantes y los  estudiantes-tutores), y considerar así mismo el desarrollo de actividades colaborativas mediadas por las herramientas de las plataformas digitales de gestión de conocimiento  incluso también  del prudencial uso de las redes sociales para compartir información multimedia  académicamente relevante”.

Sin embargo no es tarea fácil el tema de la virtualidad en la educación ya que hay muchos retos que se deben sanear en el camino como por ejemplo todavía hay un gran número de estudiantes de zonas rurales que no cuentan con el acceso a los medios tecnológicos, no obstante este avance constituye un gran desafío que debe asumir el Estado mancomunadamente con los jóvenes y adultos que quieran optar con buena voluntad por una educación online. Los estudiantes deben poner de su parte solicitando a través de querellas escritas las herramientas necesarias para optimizar la educación virtual  y buscar con ayuda de sus tutores los medios tecnológicos y digitales  idóneos en aras a estar a la mejor manera posible conectados a los cursos y cátedras que ofrecen cientos de corporaciones educativas en sus respectivos campus virtuales.

Es preciso señalar que para el estudiante, las exigencias que implica estudiar de manera virtual son principalmente asumir lo que sería su papel protagónico en el proceso formativo, organizar su tiempo para cumplir con los compromisos individuales y grupales del programa académico y contar con las competencias tecnológicas mínimas para desenvolverse en un ambiente de aprendizaje digital. Sobra decir que el profesor por su parte deberá diseñar estrategias de enseñanza que favorezcan el diálogo y la interacción, participar en procesos de formación y de capacitación para el diseño y tutoría de estudiantes virtuales y tener la infraestructura tecnológica apropiada para resolver oportunamente las dudas de sus estudiantes dentro de la telereunion.

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