¡Exprésate! Para valorar tu ser emocional

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En algunas ocasiones de nuestra vida, elegimos guardar silencio con aquellas situaciones que no queremos revolverse porque tenemos miedo a decir lo que en realidad queremos, por temor a iniciar una confrontación con otra persona o porque nos cuesta mucho expresar lo que sentimos.

Hechos como estos, pasan con mucha frecuencia entre los seres humanos, pero creo que cuando actuamos de esa manera, es porque no queremos tomar consciencia y por eso preferimos; evadir conversaciones, evitar enfrentamientos y guardar en nuestro ser emocional aquello que nos genera algún tipo de molestia.

Cuándo no expresas las emociones que sientes, impides que las circunstancias fluyan de manera natural, debido a que rechazas o te niegas la oportunidad de descubrir las enseñanzas que esa experiencia y/o persona quiere aportarle a tu vida.

Esto me mueve a preguntarte ¿Cuántas veces has desvalorado las emociones que sientes en tu corazón?

Si tu respuesta ha sido muchas veces, hoy quiero que sepas que cuando no le damos valor a nuestro ser emocional es porque puedes estar pasando alguna de estas situaciones en tu vida;

No eres capaz de transmitir a los demás cómo te ha afectado su conducta.
No tienes la capacidad de controlar tus palabras.
No sientes nada, incluso aunque eres consciente de que te ha pasado algo que debería hacerte sentir algún tipo de emoción.
No sabes identificar lo que sientes.
No eres capaz de sentir intimidad o conexión emocional con los demás.

Este tipo de conductas nos permiten justificar lo que estamos viviendo internamente en nuestro ser, pero no generan una solución.

Mi invitación para hoy con esta reflexión, es motivarte a ser honesto contigo mismo y con las personas implicadas, ya que si expresas lo que sientes te quitas un peso de encima, sueltas la necesidad de tener la razón y te permites hablar con sinceridad acerca de lo que piensas, sientes, quieres y deseas en tu vida.

Hay una frase de Walter riso que me encanta y que te quiero compartir: “cuando expreso lo que pienso y siento, libero la mente y sano mi cuerpo”

Antes de ser coach, yo pase un proceso emocional que me llevo a enfrentarme con mis propios miedos, a vivir la experiencia de sentirme libre por primera vez para aceptarme tal cual soy, incluyendo mis virtudes y defectos porque yo era ese tipo de personas que luchaba por una tener una vida bella (el trabajo perfecto, con el novio perfecto, la familia perfecta, con el negocio perfecto y los amigos perfectos para mi).

¡Imagínate el nivel de exigencia que tenía que mantener!

Para esa época recuerdo que la manera como mi cuerpo se manifestaba en los entrenamientos era con una gripa, con una alergia o con la tos en medio de la clase. Mi familia se preocupaba porque esos síntomas eran muy recurrentes en mí. La enfermedad más fuerte que vencí de este trauma fue una bronquitis. Hay empecé a entender que mi cuerpo me estaba enviando un mensaje, pero yo no tenía ni idea de que se trataba.

Después de terminar mi certificación comencé a explorar varios métodos de aprendizajes para tratar de entender el tema de las emociones y porque es tan complicado expresar lo que uno siente.

Al pasar el tiempo comprendí que mis episodios de gripa estaban relacionados con lo que sentía en mi ser. A pesar de ser una mujer alegre, divertida y risueña yo sentía que mi vida era muy triste porque no me atrevía a decir con claridad lo que necesitaba y mucho menos a hacer lo que deseaba. Siempre anteponía la opinión de otros, olvidaba las conductas que me afectaban y elegía ser fuerte en todo momento.

Yo en realidad tenía mucho miedo de expresar lo que sentía porque era incapaz de decir cómo me afectaba las malas palabras y conductas que soportaba de otras personas, incluso siendo consiente del daño que me provocaban. Por eso evitaba sentir el dolor. Pero un día no aguante más y toda esa tristeza que tenía reprimida durante años en mi cuerpo, se convirtieron en lágrimas que me permitieron sanar mi corazón.

Hoy me siento agradecida con las personas que me brindaron su apoyo y que me permitieron entrar en sus vidas cuando más los necesitaba porque me escucharon con amor, me atendieron y me dejaron mostrar mi lado débil, tierno, vulnerable sin exponerme a la opinión o criticas de nadie.

Esta es una de las razones por las que amo la labor que desempeño como coach, por eso aprecio los momentos en que una persona decide contarme sus miedos, aflicciones, inquietudes, traumas porque comprendo lo que se siente estar guardando ese peso emocional pero también sé que puedo brindarte mis afectos para escucharte con atención, ayudarte a sanar tu corazón y soltar todas las ideas que no te dejan avanzar.

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