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Un anhelado millón

A solo pocos días de acabar este 2020 comienza una discusión anual y con pocas opciones de que se garantice un ingreso digno para los asalariados.

Se sentarán a la mesa Gobierno, empresarios y sindicatos. Los primeros manejando el fariseísmo tras argumentar que no se puede ser irresponsable con el país y  exigir lo incumplible, garantizando eso sí los millones de quienes hacen parte de este sector.

Los segundos acudirán a los efectos causados por la pandemia para indicar que es impensable imaginar en un millón de pesos, como asignación salarial, y los últimos sentados en una mesa, cual florero de adorno navideño, estáticos viendo como su propuesta no deja de ser una utopía histórica que se repite cada diciembre.

Colombia ocupa el puesto 90 de 106 países en ranking de salarios más bajos en el mundo, mientras se ubican en los mejores lugares Suiza con $21.885.400, seguido de Luxemburgo con $14.668.800 y el tercer puesto lo ocupó Estados Unidos con un promedio de $12.914.500.

Por eso resulta increíble que en tiempos de crisis, que es cuando más se necesitan buenos ingresos, a fin de garantizar una vida digna de los asalariados colombianos, no se llegue al tan anhelado millón.

Es que esta discusión pareciera repetir los mismos ingredientes, año tras año. Recordemos que para el año 2020 el Gobierno terminó decretando un incremento del 6%, idéntico al que había decretado para 2019.

Sobre la mesa se esbozan cualquier tipo de argumentos, menos la justicia que, además, no se respeta por cuenta del Ministro de Salud, que prefiere ir a la cárcel que cumplir, como lo manda la ley, las órdenes de un juez que decidió darle prioridad al principio constitucional de la vida exigiendo a viajeros la prueba PCR.

El colombiano promedio, aquel que llaman de a pie, con un salario mínimo paga arriendo, servicios, compra su comida, paga transporte y si la dicha es buena irá a cualquier parque a comer solo un helado. Mientras un Senador ofrece una coima de 200 millones, es decir, ofrecía el pago de al menos 200 trabajadores.

La Contraloría informa que los sobre costos de Hidroituango están aproximadamente en 3.9 billones de pesos, dinero que bien hubieran podido servir para generar empleo y brindar condiciones laborales dignas  e ir cerrando la brecha social de la que tanto se habla cada 4 años, este son el tipo de actos que los colombianos nos toca vivir.

Esta discusión es un verdadero disparate, dada la situación actual en la que se nos pide la reactivación económica con miras a 2021 y cuya única vía es el dinero circulante.

No se entiende entonces cómo, negando más recursos, se pueda dar tal hecho. De otro lado, está lista la Reforma Tributaria que, para nuestro país, está construida sobre la base del recaudo, en el entendido que el país está secuestrado por la tercerización es poca la renta que el país produce lo cual no deja otra vía que los impuestos.

Cada año la canasta familiar incrementa producto de la fluctuación en los precios de mercado que es un movimiento normal de la economía año tras año.

Los colombianos deberán estar preparados para los impuestos y el alza en los precios, pero nunca para un salario de un millón de pesos, más cuando esa decisión queda en manos de quien expone la imposibilidad, antes de sentarse a la mesa.


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