Zenu Digital

La muerte del Muñe, una noticia difícil de redactar

Me toca registrar hoy el hecho que ningún periodista quisiera redactar: la muerte de un colega querido y respetado.

Me refiero al periodista Manuel Vicente Jiménez Bula, El Muñe, acaecida en las últimas horas de la mañana de hoy domingo 16 de agosto del 2020.

La verdad es que me ha impactado hasta en las fibras más hondas de mí ser, a pesar de que los partes desalentadores de la Clínica de los Profesores nos venían vaticinando la terrible realidad.

Partes que prácticamente sustituyeron inusitadamente a otros que informaban de cierta estabilidad.

Los giros del destino y la voluntad del Dios del Universo a veces son indescifrables y terriblemente dolorosos.

Su vida de periodista íntegro fue ejemplar.

Lo conocí por allá en 1985 en el semanario Agenda Noticiosa, donde se destacó por sus crónicas, reportajes y noticias verticales, junto a su hermano Morgan.

Luego se dedicó a otros medios informativos, culminando en Prisma, la revista desde la cual seguía ejerciendo con rectitud este oficio que se lleva en la sangre.

Una vez que se graduó de periodista, luego de trajinar por sus negocios particulares, y llegando a ser concejal, accedió a las esferas del poder en la administración Torralvo, donde fungió de Secretario General de la Gobernación.

De ahí en adelante Muñe ejercería esa labor desde su hogar, al cual le dedicaba una venerable atención con su esposa Zita Cárdenas y rodeado de sus nietos, por los cuales tenía una abnegación rayana en la alcahuetería.

Muñe amaba a los suyos hasta el delirio.

Es increíble que una persona como él ya no esté más con nosotros.

Parece mentira que Manuel Vicente, ese ser vertical, serio, leal, amable, trabajador, servicial y amigo, se haya ido en estos tiempos tan injustos e inefables.

Nos quedamos atónitos mirando un funeral de féretro solitario, llorando de tristeza de sólo pensar que con el amigo se va un pedazo nuestro.

No sé a quién decirle con voz quebrada pero firme: “¡no es justo!”

Los periodistas de la vieja guardia, los que con Muñe ya casi doblamos el último recodo del buen sendero, le damos un adiós postrero y aunamos nuestras voces para decirle a su esposa, hijos, nietos, hermanos y familiares que nuestra ausencia obligada queda sustituida por un sentimiento colectivo para decirles que no están solos, que estamos allí, al pie del féretro, dándoles nuestro acompañamiento solidario e implorándole al Cielo por la resignación ante su partida. Muñe, descansa en paz.


 

Noticias relacionadas