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Igualdad de género infantil

Desde hace ya mucho tiempo, el mundo y las antiguas formas en las que este solía verse o interpretarse han cambiado, sin tener la intención de retroceder en ninguno de sus avances, podemos darnos cuenta de este fenómeno.

Si nos detenemos a analizar cómo el desarrollo del pensamiento y los avances tecnológicos se dan de manera más acelerada de la que el ser humano en general puede asimilar, sin embargo, hay condiciones que consolidan la madurez y el desarrollo integral de una sociedad global cada vez más interconectada entre sí.

No obstante, estos crecimientos exponenciales también dejan entrever las profundas carencias y situaciones que tienen por mejorar cada sociedad, obligando a todas sus entidades territoriales a trabajar por prevenir y proteger integralmente a todos sus conciudadanos desde la primera infancia, la niñez, la adolescencia hasta una adultez mayor, digna de todo ser vivo.

Por ello, con relación a lo anteriormente expresado, es donde se hace menester el abordaje de este tipo de problemáticas sociales: la desigualdad de género en niños y niñas, la mayor parte de estas, en aquellos países donde existe una marcada desigualdad social y en donde no existen las garantías suficientes para la formación temprana de mentes capaces para comprender e interiorizar sus derechos y el que por consecuencia, gozan todos los demás.

Es en este punto en donde se deben crear cimientos muy sólidos desde temprana edad, donde se debería reconsiderar el hecho de que desarrollo y avance no solo sean directamente proporcional a lo industrial, a lo tecnológico o a lo económico, sino también a cuán formada y capaz se encuentra una sociedad para vivir conforme a su filosofía e ideales de vida, una en donde su foco inicial sea la protección de esos derechos para los más vulnerados, que en su mayoría es evidente por medio de sus niños y niñas.

Estos, muy a menudo, perciben día tras día la desigualdad y el atropello de esta condición humana, ya que se hace presente en la estructura base de un estado en el cual sus ejes son la familia, la salud y la educación.

En el mismo momento en el que una sociedad o institución resta esfuerzos o minimiza las acciones que ayudan a paliar esta desigualdad, comienzan a establecerse finas brechas interpersonales que, con el efecto de los años, terminan derivándose en la violación o el desconocimiento de los Derechos Humanos Universales.

A esto se suman los sesgos culturales que cada región del planeta posee en particular, ya que dependiendo de la ubicación se hacen más marcadas algunas de estas brechas sociales, como el que a partir de que algunas niñas con edades entre los 5 y los 8 años, suelan sentirse menos inteligente que los niños de su alrededor, tal vez por la presencia de algún estereotipo en el medio que suela otorgar mayor peso intelectual o funcional al género masculino, por ejemplo.

Deconstruye la forma de ver las cosas

Si como sociedad empezamos a romper paradigmas y estereotipos que resultan ser nocivos desde la infancia tal como el de asignarle géneros a los colores o evitar la censura de ciertas temáticas desde la infancia, podría promover la igualdad y la dignidad entre niños y niñas, permitiendo que alcancen la plenitud de sus capacidades y el libre desarrollo de su personalidad sin mayores obstáculos.

El compartir tareas por igual y eliminar hábitos sexistas fomentarán un pensamiento crítico desde muy temprana edad, de la misma manera si podemos atender e instruir a los niños y niñas al desarrollo cognitivo, para que este le sea de guía frente a tomar una posición al momento de construir sociedad, entonces estaríamos frente a acciones reales para problemas que hoy por hoy necesitan soluciones reales.

Aprendamos a no diferenciar entre actividades y juegos de su entorno, independientemente de su sexo, todos tienen el mismo derecho de escoger cómo alcanzar su máximo potencial para aprender, no importa el tema, la disciplina, sus juguetes o el deporte, ya que si prestamos atención a los detalles, los juguetes que están diseñados para los niños tienden a promover más las competencias y destrezas del espacio y el entorno mientras que aquellos juguetes que han sido rotulados como ‘de niñas’ estimulan habilidades de cuidado por los demás y de sociabilidad, tender limitaciones a alguno de los tipos sugiere trazar un muro para el desarrollo de otras aptitudes en los niños por igual.

Si procuramos crear espacios libres de la tipificación de género entre lo que se considera masculino y lo que se cree que es de índole femenino desde nuestros hogares o cualquiera que sea el ambiente de aprendizaje, con un lenguaje claro, preciso, ameno y respetuoso es muy seguro que podamos levantar generaciones sensibles al reconocimiento del derecho propio y ajeno.

Cuida sus diferencias

Siempre di NO al racismo, ilustremos a los niños y niñas al cómo convivir con personas de distintas razas, creencias, clases sociales o culturas; comunicar es otorgarles este tipo de entornos eclécticos donde podrían llegar a sentirse como en el lugar de siempre, ayudando sin lugar a dudas a que los niños, no importando su edad o sexo, comprendan que ser diverso es muy común y del mismo modo no algo ajeno a su condición humana.

Medidas importantes

Entonces, llegada esta parte, deberías preguntarte sin importar la condición en la que te encuentres ¿puedo hacer algo para aportar al mejoramiento de la calidad de vida, de la promoción y la protección de los derechos de los niños y niñas de mi ciudad o mi barrio?

Sin lugar a dudas has de saber que sí, todo ser humano con la capacidad de comprender la importancia que tienen los demás sin importar su condición social puede sumar acciones de mejoramiento y garante de los derechos de los niños, por ende tú puedes ser un agente que desde su pensamiento, lenguaje y acción, evite la discriminación al menor o la sexualización de situaciones que pueden evitarse a través de la formación y el cuidado mutuo y de todos.

Este sin la indiferencia de quien no lo ha vivido o los prejuicios sociales que se encuentran vigentes en nuestros países, prejuicios que a fin de cuentas terminan estableciendo espacios entre la libertad y el sano desarrollo de la creatividad de los niños y niñas a nivel general.

Términos como IPEC (Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil) o SCREAM (Programa en defensa de los derechos del niño a través de la educación, las artes y los medios de comunicación) deberían ser de conocimiento y aplicación colectiva, en donde se sensibilice a la población a tomar más conciencia que la vulneración de los derechos y la desigualdad infantil son en consecuencia la vulneración de los derechos fundamentales de las presentes y futuras generaciones, en caso de no hacer nada al mejorar en este campo.

Tengamos presente que educar y servir para la construcción de una mejor sociedad para los niños, niñas adolescentes y jóvenes es una tarea en el que cualquier persona puede sumar acciones positivas y significativas valiéndose de elementos oficiales y no oficiales que ayudaran con dicha causa.

En Colombia se puede contar con organizaciones como el ICBF, la Defensoría del Pueblo, Procuraduría General de la Nación, UNICEF, Policía de Infancia y Adolescencia, así como las organizaciones que componen la ANC (Alianza por la Niñez Colombiana), recuerda, tú puedes hacer parte de la solución, cuidemos la infancia.

Por Andrés Vélez Díaz, Especialista en Pedagogía y Profesional en educación de la Asociación Niños de Papel.


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