Detrás de cada cerdito hay un sueño
Dedicarse al negocio del comercio de los cerdos puede sonar tosco, agrario y a simple vista podría causar rechazo porque lo primero que se imagina la gente es un ambiente cochino y malos olores que, incluso, llegan a incomodar a los vecinos.
Sin embargo, la Familia Vélez Díaz, residenciada en Montería, demostró otra faceta del negocio de los cerdos que no causan incomodidad sino que hacen posible otros beneficios como organizar mejor la economía, proyectarse a futuro y finalmente hasta cumplir los sueños de los compradores.
Su casa está llena de cerdos, incluso con aquellos que, por alguna razón, no lograron salir al exigente mercado o porque sencillamente no fueron capaces de comercializar por su valor sentimental.
Fue así cómo lo que inició como un hobby hoy se constituye en un sólido emprendimiento que, en cada entrega, al cliente le deja una sonrisa de absoluta admiración y felicidad.
Los cerdos, que vende la familia Vélez, de diferentes tamaños e incluso adaptados a los requerimientos de los clientes, son pura ternura, tanto que el comprador solo los quiere abrazar y tenerlo siempre al lado. Son algo inspiradores.
Han tenido tanta acogida que además de conquistar el mercado local en la capital cordobesa, han sido vendidos en otros municipios de Córdoba y otras ciudades del país e incluso en otros países latinoamericanos. Algo han de tener, ya que muchos compradores no se conforman con solo un cerdo, quieren más.
“La mayoría de los clientes no solo compran una vez, sino que siguen comprando dos, tres, cuatro veces y hacen su propia colección”, sostuvo Andrés Vélez Díaz.
Los sueños se pueden alcanzar a través de un cerdo eso lo aprendí con la historia de cómo nace Puerquito Power, una posibilidad de ahorrar a través de alcancías personalizadas y macetas hechas a la medida de cada cliente.
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