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Centennials: Generación que cambió palabras por memes y emojis

Redacción. El 23 de abril de cada año, el mundo celebra el Día del Idioma como un homenaje a Miguel de Cervantes Saavedra, máxima figura de la literatura española quien inmortalizó nuestro idioma, nuestras palabras y que hasta hoy, se ha transformado con el paso del tiempo.

Entusiastas, competitivos, soñadores, pragmáticos, nativos digitales, son algunas de las características que describen a los centennials, esa generación de personas nacidas entre 1995 y 2010, cuyos rasgos distintivos son sus hábitos de consumo, comportamiento social y digital, filosofías, tendencias de comportamiento, pero sobre todo, la nueva forma de comunicarse.

Los centennials no conocen el mundo sin internet y mucho menos sin dispositivos tecnnológicos de acceso masivo, tienen la habilidad de desarrollar procesos de comunicación que giran alrededor del uso de tecnologías como instrumento.

Para Jhon Jairo Anzola-Gomez, docente del departamento de Humanidades y miembro del Observatorio de Humanismo Digital de Areandina, “esta generación, que procede de los llamados Millennials, disfrutan de la inmediatez, de la ruptura de los límites de espacio y tiempo, se han convertido en productores de contenido o en copartícipes del mismo”.

Y aunque muchos jóvenes que forman parte de esa generación desconocen el poder transformador de la tecnología y la comunicación en su propia vida, Anzola-Gomez señala que “al mismo tiempo han replicado modelos de comunciación tradicional, vertical y que en ocasiones, no hay pensamiento crítico. Los jóvenes tienen acceso a la red, a la tecnología, y siguen escuchando, viendo, leyendo a unos pocos, y replicando sus ideas dentro de la misma red”.

Nuevas maneras de comunicación

Cada 17 de julio se celebra el Día Mudial del Emoji y, aunque es una fiesta no oficial, está presente en el calendario de las nuevas generaciones desde el 2014.

Un formato de comunicación digital que surgió hasta convertirse en una parte fundamental del lenguaje que resulta extraño no verlos interactuando por whatsapp o redes sociales.

El primer emoji fue creado en 1999 en Japón por Shigetaka Kurita para que fuera utilizado por la plataforma de internet móvil NTT DoCoMo. Kurita se inspiró en los íconos que usaban los reportes del clima para darle vida a un total de 180 emojis que representaban las expresiones más comunes de los japoneses.

Estos símbolos se hicieron tan populares que para 2010, ya se usaban no sólo en países asiáticos, sino en el resto del mundo. La palabra viene de “e” que es imagen en japonés y “moji” que es un caracter.

Según Unicode, existen 3019 emojis divididos en 10 categorías: Cuerpo humano con 1.606, banderas con 268, objetos con 233 y símbolos con 217. Actualmente, Whatsapp maneja 117 emojis que amplían el diccionario visual en la aplicación.

Cabe señalar que, la implementación de la tecnología nos ha permitido el uso de nuevos formatos en el que cada uno iba por su camino; la escritura en la prensa, la voz en la radio y la imagen en la televisión.

Para el experto, “hoy hablamos de producciones multimedia y transmedia. Un meme reúne un texto y una imagen, una nota de voz remplaza y/o puede ampliar un mensaje escrito. Hoy en día, los usuarios tienen la posibilidad de ampliar los formatos, lo que no significa que estén ampliando el uso de sus mensajes”.

Aunque no existen palabras preferidas o más comunes por los centennials para comunicarse, al ser una generación que está en constante cambio, es pobile que el uso de una palabra en específico, dure poco tiempo.

De acuerdo con el académico, “la lengua, en nuestro caso el español, comparte algunas características con los seres vivos; nace, crece, se reproduce, se transforma, toma elementos de uno u otro lado y luego muere. El español de hoy vive una transformación constante como consecuencia del impacto de la tecnología en el hablante, el impacto en otras lenguas y la posibildiad de creación de sus mismos usuarios”.

Una característica de los centennials es que han aprendido a usar la lengua de acuerdo con el contexto y como afirma Anzola-Gomez, “el uso de la lengua con un grupo de amigos o en un grupo de WhatsApp suele ser diferente al uso que le dan si están en un grupo académico o familiar. La lengua es un instrumento que nos debe ayudar a mejorar los procesos de comunicación, y en últimas a crear y transformar la realidad”.

Nacer en la era digital

El ser humano es visual por naturaleza y los centennials es una generación que particularmente lo es, en la mayoría de los casos, recurren a stickers en sus conversaciones escritas o buscan fotos y videos como complemento para expresar sentimientos y emociones frente a quienes le rodean o están detrás de un teléfono móvil.

Como nativos digitales, los centennials dominan las nuevas tecnologías que es normal que tengan acceso a su primer celular a los 12 ó 13 años y por consiguiente, el contenido digital que consumen esté relacionado directamente de las redes sociales.

Los centennials son multiplataformas, pertenecen al mundo de la información inmediata; lo cual es obvio en su vida diaria y donde el correo electrónico puede ser considerado una cosa del pasado, cuentan con un smartphone o un computador a la mano y su sociedad existe en internet.

Likes y retuits, básico en un centennial

Las redes sociales han implementado estrategias de comunidad. Un like o un retuit son maneras indirectas de ser parte de algo. De acuerdo con Anzola-Gomez, “quien da un ‘like’ significa ser parte de una comunidad; por ejemplo, de un canal de YouTube. Para quien lo recibe, puede significar retroalimentación dentro de la misma comunidad, apoyo o valoración”.

Las redes nos han permitido hacer publicaciones, tener voz, la oportunidad de decir algo. “Buscar recibir un ‘like’ o un ‘retuit’ como fin en sí mismo, supera el sentido de comunidad y, por el contrario, centra toda su atención en el individuo, en la autovaloración, en el yo, lo que es contrario a la idea de comunidad social”, asegura el experto.

Resulta fácil que el uso de este tipo de formatos suele ser más llamativo e inmediato y que las imágenes reflejen mucho más la realidad que las palabras, lo que Anzola-Gómez enfatiza: “Las comunidades aborígenes contaban sus historias por medio de imágenes, eso era lo tradicional para ellas hasta que llegó el alfabeto. De alguna manera es regresar a lo básico”.

Finalmente el académico destaca que “el punto no está tanto en los formatos, sino en la calidad de uso y el objetivo de dichos formatos, en la intencionalidad comunicativa, en la posibilidad de crear nuevas realidades que dignifiquen nuestra calidad de vida”.


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